Llega fin de año y aparecen los balances. Empezamos a pensar en qué hicimos y en qué no hicimos en todos los ámbitos de nuestra vida. De repente, nos encontramos con que -otra vez- hemos dejado en segundo plano cosas importantes. Una de las cuestiones que más salta es la de trámites, por ejemplo, de asuntos patrimoniales. “Tengo una pareja y quiero dejar las cosas escritas por si el día de mañana no estamos bien; quiero ordenar qué dejarle a un hijo; qué va a pasar con mi empresa... o con mi mascota. Venimos posponiendo estas cuestiones por un montón de urgencias que tenemos, pero este es el momento clave para hacer un balance y empezar el nuevo año con ganas de resolver estos pendientes”, reflexiona la escribana Cynthia Manis.

En diálogo con LA GACETA, la experta en cuestiones patrimoniales y autora del libro “Si lo hubiera previsto” explica por qué es importante enfrentar “la incomodidad” de una charla sobre patrimonio para poder atravesar los duelos o la ruptura de un vínculo con mayor tranquilidad en el futuro. “Hay que aprovechar este tiempo libre, de vacaciones, para pensar; es un buen momento para que uno pueda ordenar todos esos pendientes y ponerlos en papel... comenzar a darle forma a todas esas cosas que uno tiene en la cabeza, y organizar el patrimonio”, recomienda.

- ¿Posponemos todas estas cuestiones patrimoniales porque hablar de eso nos hace pensar en la finitud de la vida?

- En cierto modo sí, uno pospone porque no quiere hablar de muerte. Pero también se hace por evitar prestarse a situaciones o diálogos incómodos. Decirle a tu pareja que querés poner los papeles en orden; decirle a tu socio que querés ordenar las prioridades de ingreso a la epresa o un protocolo empresarial societario... Todas esas cuestiones te obligan a entrar en una conversación incómoda, que sí, es casi seguro que te genere confort el día de mañana. Pero, en el momento, no querés pasar por esa incomodidad, y tenés otras urgencias; preferís evitar enfrentamientos. Y peor si querés hacerlo a fin de año: es como cuando abrís tu placard y tenés todo revuelto. Hay que dedicarle tiempo a ordenar, pero si no tenés energías es complicado...

- Usted difunde el concepto de “conciencia previsora”. ¿Qué es?

- Se trata de prever el conflicto. Pensar que, frente a una posible situación de conflicto, yo ya la resolví antes. Es muy importante y tiene que ver con esto: si yo veo que el servicio meteorológico dice que va a llover, yo voy a salir con un piloto y paraguas; si me voy de viaje, voy a llevar seguro médico... Esa es la conciencia previsora. Y en eso la función del escribano es muy importante, porque es una persona que media y da fe pública; utiliza las mejores herramientas para evitar estos conflictos.

- Pero no necesariamente tiene que morir alguien para que haya conflictos...

- No. No tiene que fallecer un padre para que haya conflicto entre hermanos, por ejemplo. Los conflictos se dan en matrimonios, en sociedades, cuando entra a trabajar el hijo de algún socio... También se dan problemas cuando uno no prevé directivas en caso de estar internado y no poder decidir sobre su vida.

- En el libro “Si lo hubiera previsto” habla de la necesidad de prever para que se “salven las relaciones y lo que cada uno de ellos (las dos partes) construyeron”. ¿Lo primero que aparece son los conflictos entre partes?

- Sí. Si llegamos al momento de conflcicto sin haber previsto cómo dividir bienes, o sin tener un protocolo de seguimiento para ver cómo continuar en una empresa, o qué pasa con los bienes... se dan estos conflictos, siempre complicados. Llegamos a una situación que rompe vínculos, porque la parte emocional pasa a un segundo plano; entonces, algo que uno construyó durante tantos años, como ese vínculo con un otro, se termina rompiendo. Siendo previsores, creo, salvamos salud también, porque la angustia y el no dormir por una situación conflictiva a uno lo terminan enfermando.

- ¿Cuáles son las consultas más comunes que traen los clientes al iniciar el año?

- Tienen que ver con esto que uno dejó pendiente. Con donaciones que uno quiere dejarle a sus hijos, con testamentos, con aquella propiedad que no escrituraste... La verdad es que, en general, todo el mundo posponemos porque creemos que todas las cosas van a tener solución, y no es así. Ni las personas ni las sociedades somos eternas. Por eso es muy importante que podamos entender y reflexionar, y así como podemos prever situaciones en la vida cotidiana, como sacando un seguro para el auto, tenemos que prever conflictos que nos permitan sostener una relación con el otro.

- En otra entrevista a LA GACETA explicó que cuando los clientes llegan a la oficina con una consulta ya es tarde. ¿Es la regla o la excepción?

- Es la excepción, lamentablemente. Y lo que tratamos de hacer desde el notariado es colaborar en una buena planificación, en que la gente pueda evitar los conflictos, o que su resolución sean más fáciles. Y no solo con cuestiones 100% económicas. ¿Qué le va a pasar a mi mascota cuando yo no esté? es una de las cuestiones que abordo en mi Instagram (@silohubieraprevisto). ¿Quié se va a hacer cargo dei perro el día que yo no esté? La planificación patrimonial es pensar en lo que uno quiere, es pensar en lo que no pensamos; lograr que todo eso que yo quiero, que me costó conseguir, que cuido, continúe cuando yo no esté.